chile y alcohol

Qué bueno que anoche apenas si probé los mojitos. Llega un momento en la vida en que uno no sólo ya sabe que no es bueno combinar alcoholes en una reunión, sino que ese conocimiento (aprendido a la mala) ya se aplica de modo práctico, y de verdad no los combina uno. Cerveza y mezcal era más que suficiente para llevársela tranquilo, y ya había yo empezado con estos. Creo que el mojito me hubiera dado (más) sueño...

Todos los asistentes estabamos un poco ahuevados pero estuvo divertido, sobre todo empezando por el hecho de que el único faltante a la fiesta de casa de Xavier era Xavier, que está todavia en Francia.

El aprendizaje no se limitó a la aplicación de la regla no combinarás. El conocimiento nuevo fue acerca de la delicadeza del estómago, creciente con la edad de uno. Ya acabando la reunión y a modo de monchis final, el Papa sacó unas bolsitas de habas y garbanzos con chile, que me parecieron una botana normal para acompañar al último de tan solo dos mezcales. Me fui a mi casa a dormir poco antes de las 3, y por ahí de las 5:00 am, no supe bien si fueron los sonidos del mercado afuera de mi casa, o si fue el ardor mismo de mi sistema digestivo el que me despertó. Puta madre, que tortura... y ni un yogurtcito en el refri para apagar el fuego. Sólo agua y ajo (agua, a aguantarse y a joderse). La idea más aterradora era la posibilidad del vómito porque ni siquiera estaba borracho, asi que el ardor hubiera estado mortal; afortunadamente esto no pasó. El sufrimiento se fue por el WC como una hora despues de haberme despertado de ardor, y por fin pude volver a dormirme. Ahora que lo pienso, creo que desde entonces no he acabado de despertar. Domingo a fin de cuentas.