22 oct 2009
9 sep 2009
13 abr 2009
Lo prometido es deuda...
Interpretación casera, personal y local del Bhang
(en fusión con el Masala Chai con eso de que está de moda lo hindú, así como la palabra fusión)
Ideal para días en que uno es víctima de la gripa o la tos, y cualquier humo que se pase por la garganta resulta dañino.
Ingredientes (2 porciones):
- Una taza de leche
- Una taza de agua
- Un manojo grande de ramas de cáñamo (aconsejo juntar todas las que quedan después de limpiar y/o rolar; con Fortino siempre sobran buenas ramas). Se puede sustituir por las inflorescencias propias del cáñamo, pero no sabría dosificar. Supongo que un puño pequeño.
- Un puño pequeño de ramas de canela
- Algun licor de tinte dulce al gusto (whisky, brandy o ron añejo). Sugiero 1 caballito.
- Especias del Chai al gusto (cardamomo, clavo, etc.)
- Miel o azucar al gusto
Poner el agua y la leche en un recipiente en la estufa. Agregar las ramas de cáñamo y canela. Cuando empiece a hervir, bajar la flama para evitar que se riegue la leche. Mantener a fuego lento, agregando el licor, las especias y el endulzante. Revolver ocasionalmente hasta que la mezcla tome un tono ligeramente rosáceo. Servir y disfutar.
El efecto reconfortante en la garganta es inmediato.
El efecto reconfortante en el espíritu tomará unos 15-25 minutos.
NOTA. El no agregar leche reducirá considerablemente el deseado efecto reconfortante del espíritu.
¡Salud!
(en fusión con el Masala Chai con eso de que está de moda lo hindú, así como la palabra fusión)
Ideal para días en que uno es víctima de la gripa o la tos, y cualquier humo que se pase por la garganta resulta dañino.
Ingredientes (2 porciones):
- Una taza de leche
- Una taza de agua
- Un manojo grande de ramas de cáñamo (aconsejo juntar todas las que quedan después de limpiar y/o rolar; con Fortino siempre sobran buenas ramas). Se puede sustituir por las inflorescencias propias del cáñamo, pero no sabría dosificar. Supongo que un puño pequeño.
- Un puño pequeño de ramas de canela
- Algun licor de tinte dulce al gusto (whisky, brandy o ron añejo). Sugiero 1 caballito.
- Especias del Chai al gusto (cardamomo, clavo, etc.)
- Miel o azucar al gusto
Poner el agua y la leche en un recipiente en la estufa. Agregar las ramas de cáñamo y canela. Cuando empiece a hervir, bajar la flama para evitar que se riegue la leche. Mantener a fuego lento, agregando el licor, las especias y el endulzante. Revolver ocasionalmente hasta que la mezcla tome un tono ligeramente rosáceo. Servir y disfutar.
El efecto reconfortante en la garganta es inmediato.
El efecto reconfortante en el espíritu tomará unos 15-25 minutos.
NOTA. El no agregar leche reducirá considerablemente el deseado efecto reconfortante del espíritu.
¡Salud!
26 ene 2009
"nomás hay de carne asada, trae cinco la orden"
No niego que soy mal bloggero. Creo que mi promedio es de 1.2 posts al año... Pero aquí estoy, con una capsulita culinaria.
Venía cuestionándome unas cosas que se me ocurrió podían ser plasmadas aqui, mientras caminaba regreso a mi casa después de unos tacos.
Desde que vivo en Oaxaca (más de 5 años ya...) he notado que a la par de lo rico de muchas especialidades locales en antojitos (empandas de mole verde o amarillo, el tasajo, los frijoles con hierba de conejo y chochoyotes, las tlayudas... por mencionar algunas que considero verdaderamente originarias), a la cocina oaxaqueña le fallan varios antojitos más del dominio nacional... y siendo más específico, nunca pensé que después de vivir en Cholula/Puebla podría encontrar peores tacos al pastor hasta que llegué aquí, y ¡sorpresa! Digo, yo crecí con los de Veracruz que para nada son tan buenos como los del chilango, pero tienen su nivel.
Ha sido una constante búsqueda y experimentación de la oferta del taco en Oaxaca, no sólamente al pastor sino toda la gama disponible. Y es una vocación que varios amigos (fuereños la mayoría) siguen también aqui, compartiendo siempre recomendaciones o advertencias.
Como ejemplo menciono algunos diagnósticos de mi experiencia, sin orden específico:
- Tacos Álvaro. Los que me quedan más cerquita, pero unos de los menos antojables. Dicen tener arrachera y no es verdad (mi mamá cayó una vez en su trampa, pobre...), los de pastor son horribles, la carne se ve como salmón de paquetito y sabe a cerdo mal cocido. Los de carnitas parecen tener gelatina entre la carne... su pozole es pasable pero de todos modos rara vez voy.
- Tacos Sierra. Justo de ahi vengo antes de ponerme a escribir estas mamadas. Fue mi primera vez, tenía un prejuicio por haber escuchado muchas veces que son caros y creo que por eso nunca me habia animado, a pesar de que su bouquet siempre me resultó atractivo. Sí estan chiquitos pero tienen muy buen sabor. Volvería, pero no con demasiado entusiasmo; tal vez si tuvieran una alternativa o dos a los de carne asada.
- El Lechoncito de oro. Un favorito de la vida nocturna, y una experiencia surreal en sí. A pesar de que los aprecio creo que mucha banda los sobrevalúa; para mí siguen siendo tacos de borracho: con un chingo de salsa super picante y tortillas gordotas baja-pedas. Creo que el güero destaca más por su actitud y su show involuntario que los tacos mismos.
- El Fogoncito. Tacos fresas de franquicia chilanga. Pero tal vez por eso tienen el sabor que, a mi gusto, más se aproxima al pastor de verdad. En realidad tiene menú extenso y calidad decente, lástima de su ambiente de centro comercial provinciano, dizque mexican elegant.
- Mixtacos. A los oaxaqueños les encantan, por eso hay tantas sucursales. Su pastor es estándar local, en la línea de Los Combinados, Los Trompos y otros así. Yo paso.
Pero bueno, la duda que venía masticando al caminar no era ¿cuáles serán los mejores tacos de Oaxaca?, más bien en algún momento (y justo al pasar junto a Álvaro...), me vino la pregunta inversa: ¿cuáles serán los peores tacos de Oaxaca? O los peores de donde sea.
Y no, la respuesta no fue Álvaro. Pienso que, con todo y mis quejas, no he estado aún ni cerca de los peores, al menos imaginables. Me pregunto cuáles tendrían que ser los requisitos para evaluar esto, porque siempre hay concursos sobre el mejor esto o aquello, pero rara vez se evalúa lo peor. Posiblemente me limitaría a un rubro sólamente: el sazón general, desde la preparación y calidad de la carne hasta las salsas y complementos, aunque creo que para muchos sería también importante considerar lo salubre o no del changarro.
La visita a Sierra fue totalmente con el afán de satisfacer la curiosidad y formarme una opinión propia. Seguiré con la investigación en este modo empírico, que inicié, ahora que hago memoria, alrededor de los 11 años de edad probando los tacos del vecindario en Veracruz. Pero ha sido sólo en los últimos 8 años, aproximadamente, que se ha formado un registro palpable de esta búsqueda: mi panza en crecimiento.
Venía cuestionándome unas cosas que se me ocurrió podían ser plasmadas aqui, mientras caminaba regreso a mi casa después de unos tacos.
Desde que vivo en Oaxaca (más de 5 años ya...) he notado que a la par de lo rico de muchas especialidades locales en antojitos (empandas de mole verde o amarillo, el tasajo, los frijoles con hierba de conejo y chochoyotes, las tlayudas... por mencionar algunas que considero verdaderamente originarias), a la cocina oaxaqueña le fallan varios antojitos más del dominio nacional... y siendo más específico, nunca pensé que después de vivir en Cholula/Puebla podría encontrar peores tacos al pastor hasta que llegué aquí, y ¡sorpresa! Digo, yo crecí con los de Veracruz que para nada son tan buenos como los del chilango, pero tienen su nivel.
Ha sido una constante búsqueda y experimentación de la oferta del taco en Oaxaca, no sólamente al pastor sino toda la gama disponible. Y es una vocación que varios amigos (fuereños la mayoría) siguen también aqui, compartiendo siempre recomendaciones o advertencias.
Como ejemplo menciono algunos diagnósticos de mi experiencia, sin orden específico:
- Tacos Álvaro. Los que me quedan más cerquita, pero unos de los menos antojables. Dicen tener arrachera y no es verdad (mi mamá cayó una vez en su trampa, pobre...), los de pastor son horribles, la carne se ve como salmón de paquetito y sabe a cerdo mal cocido. Los de carnitas parecen tener gelatina entre la carne... su pozole es pasable pero de todos modos rara vez voy.
- Tacos Sierra. Justo de ahi vengo antes de ponerme a escribir estas mamadas. Fue mi primera vez, tenía un prejuicio por haber escuchado muchas veces que son caros y creo que por eso nunca me habia animado, a pesar de que su bouquet siempre me resultó atractivo. Sí estan chiquitos pero tienen muy buen sabor. Volvería, pero no con demasiado entusiasmo; tal vez si tuvieran una alternativa o dos a los de carne asada.
- El Lechoncito de oro. Un favorito de la vida nocturna, y una experiencia surreal en sí. A pesar de que los aprecio creo que mucha banda los sobrevalúa; para mí siguen siendo tacos de borracho: con un chingo de salsa super picante y tortillas gordotas baja-pedas. Creo que el güero destaca más por su actitud y su show involuntario que los tacos mismos.
- El Fogoncito. Tacos fresas de franquicia chilanga. Pero tal vez por eso tienen el sabor que, a mi gusto, más se aproxima al pastor de verdad. En realidad tiene menú extenso y calidad decente, lástima de su ambiente de centro comercial provinciano, dizque mexican elegant.
- Mixtacos. A los oaxaqueños les encantan, por eso hay tantas sucursales. Su pastor es estándar local, en la línea de Los Combinados, Los Trompos y otros así. Yo paso.
Pero bueno, la duda que venía masticando al caminar no era ¿cuáles serán los mejores tacos de Oaxaca?, más bien en algún momento (y justo al pasar junto a Álvaro...), me vino la pregunta inversa: ¿cuáles serán los peores tacos de Oaxaca? O los peores de donde sea.
Y no, la respuesta no fue Álvaro. Pienso que, con todo y mis quejas, no he estado aún ni cerca de los peores, al menos imaginables. Me pregunto cuáles tendrían que ser los requisitos para evaluar esto, porque siempre hay concursos sobre el mejor esto o aquello, pero rara vez se evalúa lo peor. Posiblemente me limitaría a un rubro sólamente: el sazón general, desde la preparación y calidad de la carne hasta las salsas y complementos, aunque creo que para muchos sería también importante considerar lo salubre o no del changarro.
La visita a Sierra fue totalmente con el afán de satisfacer la curiosidad y formarme una opinión propia. Seguiré con la investigación en este modo empírico, que inicié, ahora que hago memoria, alrededor de los 11 años de edad probando los tacos del vecindario en Veracruz. Pero ha sido sólo en los últimos 8 años, aproximadamente, que se ha formado un registro palpable de esta búsqueda: mi panza en crecimiento.
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